sábado, mayo 19, 2007

La primera escritura en Chile

La primera escritura en Chile.

Isabel Allende, la escritora, con su libro “Inés del alma mía” me dejó en un estado de fascinación con la historia de la epoca de la “conquista” de Chile por los españoles. Ello me ha dejado leyendo sobre nuestro país desde sus orígenes pre-hispánicos con una mirada distinta, la cual me apasiona. Toda mi vida estuvo en los libreros de mi padre la Historia de Chile de Francisco Antonio Encina, (en su tercera edición de 1949) y nunca le presté antes atención. De esta historia, tomo lo que les cuento (extraído de su primer tomo).

A principios de enero de 1540, Pedro de Valdivia sale del Cuzco hacia el sur, con once soldados españoles, y unos novecientos o mil indios auxiliares.

Dejaba atrás en Perú muchos bienes que le fuesen otorgados en mérito de sus acciones militares, principalmente en el desarrollo de la “guerra civil” originada por la disputa por el control de El Cuzco, entre Pizarro y Diego de Almagro. En esta disputa Francisco Pizarro, gracias a su apoyo, logra mantener el control de la importante ciudad. Entre los bienes que deja, devuelve a Pizarro para su administración tierras y una mina de plata que se le habían concesionado.

Cuando Valdivia arma la expedición a Chile, logra reunir unos $ 15.000.- (pesos de la época)[1], de recursos que podía disponer y préstamos que tomara. Eso no era suficiente, por lo que se asocia el 10 de octubre de 1539 con Francisco Martínez, comerciante español recien llegado al Cuzco, quien le aporta $9.827.- a cambio del 50% del producto de la conquista.

Francisco Pizarro obliga a Valdivia a aceptar la inclusión en esta sociedad, de su antiguo secretario Pero Sancho de Hoz, quien volvió de España con una provisión real que le nombraba gobernador de las tierras que descubriera, que no estuviesen comprendidas en las gobernaciones de Francisco Pizarro, Diego de Almagro, Pedro de Mendoza y Francisco de Camargo. Ambisioso, desde un principio estuvo interesado en apoderarse de los logros de Valdivia en su campaña hacia Chile, por lo que emprende conspiraciones para asesinarle cuando le pareciera conveniente.

En los acuerdos para la expedición, Pero Sancho de Hoz, quien no disponía de gente, debia quedarse en Lima reclutando hombres y viveres, y equipar dos navíos para conformar una armada. Este sería su aporte, junto su compromiso de cincuenta caballos y docientas corazas. Disponía de cuatro meses para cumplirlo.

A unas doce leguas de Atacama en su viaje al sur, Pero Sancho y un grupo de conjurados alcanza la expedición de Valdivia e ingresan a su tienda en medio de la noche con el objeto de asesinarle. Valdivia no estaba en el lugar, e Ines de Suárez es sorprendida por los hombres de Sancho de Hoz, dando alarma. Los conspiradores son detenidos y encarcelados. Valdivia devuelve a Perú a tres de los conspiradores despojados de armas y caballos, dejando preso a Pero Sancho de Hoz con grillos y centinelas.

Durante dos meses que Valdivia permanece en Atacama “la grande”, para dar descanso a su expedición, maneja la situación hasta inducir a Sanchez de Hoz a solicitar el término de la compañía al no estar en situación de cumplir con los compromisos que la sociedad le imponía.
Con fecha 12 de agosto de 1540, ante el escribano Luis de Cartagena, se firma documento en el cual Pero Sanchez de Hoz hace dejación de la provisión que le había dado Pizarro y disuelve la compañía que había hecho con Valdivia en el Cuzco en 1539. “porque así cumple al servicio de Dios e de su majestad, y provecho y pacificación de este real”.

A cambio de esta “dejación” Valdivia se compromete a abonarle a Pero Sancho el valor de algunos caballos y otros aportes a la expedición.
Cartajena incorpora a la escritura memorandum en que Pero Sancho propone la dejación, una parte que convenia a Valdivia en el texto del contrato firmado en el Cuzco, y un memorandum en el que éste acepta lo convenido.
La escritura, que es la primera firmada en Chile, termina con el juramento de Pero Sancho de Hoz, quien dijo:
“Sí, juro, e amén”, que no irá ni vendrá agora ni en tiempo alguno, él ni otro por él, contra lo que dicho es, ni contra cosa ni parte de ella, so pena de perjurio e infame, e de caer en caso de menos valor, e que no pedirá relajación de dicho juramento a nuestro muy santo padre ni a otros sus delegados… so pena de $ 500 de oro para la cámara e fisco de su majestad.

Lamentablemente, desconozco el paradero actual de esta escritura, y no se menciona en el libro.
[1] Referencia: Una botija de vino de 6 litros, costaba $60, Una Cabeza de ajo $50, Un Caballo $2.500.